domingo, 24 de noviembre de 2013

Antiguos conventos, iglesias y ermitas

Iglesia y Convento de Santo Domingo siglos XVI-XVII

La Orden de los Predicadores se instaló en Baza a mediados del siglo XVI, cuando el matrimonio formado por el licenciado Francisco Páez de Espinosa y doña Catalina de Luján y Guzmán, instaron al provincial de los dominicos en Andalucía a que fundase un convento en la ciudad bajo su patronazgo. En abril de 1553 el vicario de la Orden en Andalucía tomaba posesión de una gran huerta de seis fanegas de extensión regada por la acequia Mayor, situada en el pago de la Tamasca, en las afueras de la ciudad. Una hilera de nueve casas, en la parte de la huerta abierta a la calle, completaba la donación. El convento se puso bajo la advocación de Santa Bárbara. Los dominicos se comprometieron a levantar a su costa en aquellos terrenos casa, iglesia y capilla mayor. Los patronos, cuyas armas debían decorar el convento y la iglesia, se reservaban el enterramiento exclusivo en la capilla mayor para ellos y sus descendientes y a cambio cedían a la Orden diversos bienes raíces y rentas para el sustento de la comunidad y construcción de la capilla.

En 1565 el viejo matadero fue adquirido por los dominicos, con ayuda de su protectora y sobre él se construiría parte del convento. A partir de 1608 se impulsó la construcción de la iglesia, que se inauguró el 1 de febrero de 1613. Su fachada es sencilla y se divide en dos niveles mediante friso de triglifos y metopas con florones y cornisa. La parte inferior presenta arco de medio punto con arquivoltas decoradas y medusa en su clave y se enmarca entre dos columnas adosadas de orden dórico sobre pedestales. En el piso superior aparecen dos hornacinas con arcos de medio punto en forma de venera que albergaron sendas imágenes: según unos santo Domingo y santa Bárbara y según otros las de los Santos Médicos, san Cosme y san Damián. Los extremos de la cornisa están ocupados por pináculos rematados en bolas, cierra el conjunto un frontón culminado por tres pirámides similares.

A través de la puerta se accedía perpendicularmente a la iglesia. Tras una primera estancia, cubierta por bóveda de yeso, se encuentra el sotocoro. Posee un notable alfarje de gruesas jácenas con sus papos labrados y zapatas de acantos que delimitan recuadros con motivos florales. Las vigas se apoyan sobre un trabajado arrocabe en donde se repite la leyenda “Año- 1617- 3 agosto”, la fecha de su finalización. Por una puerta situada a la izquierda, hoy cegada, se accedía al claustro. Al fondo hay una estancia con sencillo alfarje, y el coro alto conserva restos de pinturas murales, entre ellas un escudo de la Orden. Esta parte de la iglesia recientemente restaurada funciona como sala de exposiciones y conferencias. El resto del templo se encuentra en ruinas y al descubierto. La parte central de la fachada del convento la ocupaba la torre, que fue desmantelada en los años treinta al construirse el teatro.

El magnífico claustro del antiguo convento, al que se accede por la entrada el teatro, está datado entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. De planta cuadrada y dos pisos, presenta cinco arcos de medio punto rebajados por banda, soportados por esbeltas columnas de mármol de orden dórico sobre pedestales. En las enjutas aparecen rosetones con la cruz de los dominicos y cada uno de los pisos se remata con un entablamento compuesto de friso de triglifos y metopas con florones y una cornisa, que se quiebra hacia fuera de forma muy original en el centro de cada uno de los lados. En la parte interior del claustro bajo se reproduce la arquería sobre pilastras adosadas, con profusa decoración vegetal de yeso en las arquivoltas, claves y arranques de los arcos. Aquí existen varias puertas hoy clausuradas y algunas muy decoradas, que comunicaban con la torre y la bodega del convento. El claustro superior presenta columnas de menor tamaño y hoy se encuentra cegado e integrado en las distintas viviendas. El centro del patio está ocupado por una fuente hexagonal que reemplaza a la que se supone originaria, que sería la situada en la plaza de Santo Domingo.

Al piso superior se accedía mediante una monumental escalinata barroca, se desarrolla en tres tramos y se cubre con una cúpula sobre pechinas en la que hay pintados escudos de la Orden, rematada en una linterna abierta en seis arquillos. Se conservan diversos lienzos en las paredes y una inscripción de la restauración llevada a cabo por su propietario en 1908.


Durante la Guerra de la Independencia fue el edificio religioso que más sufrió el saqueo de las tropas francesas, que incendiaron la iglesia y la convirtieron en almacén y cuadra, solo la capilla se pudo salvar. En 1809 residía en este convento, como hermano de un fraile, el joven Baldomero Espartero, de donde partió para alistarse como voluntario contra los invasores, comenzando así su brillante carrera militar. El convento desamortizado y enajenado por el Estado en 1835, fue adquirido en 1884 por Luciano Dengra, cuyos herederos construyeron en los años treinta del siglo XX el Teatro Dengra, en el huerto del convento. El resto se dedicó a viviendas y a diferentes usos ( comercio, bodega,..)

Antiguo Convento e Iglesia de Santo Domingo
Claustro con fuente central
     

Antiguo Convento de Santa Isabel siglos XVI-XVIII, hoy Colegio de la Presentación.

Enclavado en una zona de callejuelas estrechas se encuentra el Colegio de la Presentación, en el callejón del Almendro, con una pequeña iglesia anexa que se construyó en el siglo XVI, aunque reformada posteriormente, con elementos mudéjares y góticos a la que se accede por la calle las Monjas. Entre sus aspectos más llamativos destaca un bonito artesonado de madera, decorado con policromía y el claustro anexo a la iglesia. Este edificio vino a sustituir al Convento de Santa Isabel.

Tras una primera ubicación en otro lugar de la ciudad, se construye en su actual solar a mediados del siglo XVI. Actualmente se conservan la iglesia y parte del convento, muy transformado. En este último destacan su claustro sobre pilares octogonales de ladrillo y la sala capitular cubierta con un alfarje con jácenas y una armadura ochavada con decoración de lazo y dos paños planos a ambos lados. Tanto el alfarje como la armadura están ricamente policromados. La iglesia con elementos tardogóticos y mudéjares, es de dos naves. La central se cubre con bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones. Del antiguo coro alto situado a los pies, sólo se conserva una pequeña tribuna en el lado de la Epístola.

       
Entrada a la iglesia
por calle de las Monjas
Entrada al colegio por callejón del Almendro
                         





Iglesia y convento de San Antón siglo XVII

La iglesia fue construida en 1663 sobre una antigua ermita fundada por los Reyes Católicos. Formaba parte del convento de franciscanos recoletos que se estableció en el lugar en 1609. El templo actual, con planta de cruz latina de una sola nave, crucero, capilla mayor y coro a los pies, se levantó a principios del siglo XVII.

Destaca el presbiterio engalanado con una preciosa ornamentación pintada a base de cintas entrelazadas y el escudo de la familia propietaria. Consta de tres naves, está cubierta por bóveda de cañón y conserva en su interior bellos restos de policromía.

En el siglo XIX fue abandonado por los religiosos y casi destruido por las tropas invasoras francesas.

En la actualidad presenta grietas y humedad en la bóveda de la nave principal de la iglesia, filtraciones en las cubiertas, hundimientos de las cubiertas, posibles daños en las magníficas pinturas murales, aumento de grietas, etc. Posibles desprendimientos de uno parte de uno de los arcos fajones;  el convento se ha mutilado salvajemente desde 1995. En la actualidad se destina a vivienda y almacén.

                             

Iglesia y Monasterio de San Jerónimo de los Siglos XVI-XVII

El Monasterio de San Jerónimo y su iglesia fueron construidos a instancias y bajo el patrocinio de la familia Enríquez-Luna junto a su palacio, desde el que podían asistir a los oficios religiosos a través de una algorfa o pasadizo elevado que accedía directamente a la capilla mayor.

La iglesia se concluyó en 1690 si bien las primeras obras tanto en ella como en el Monasterio se iniciaron en 1502. Del Monasterio, que tuvo gran importancia en toda la comarca entre los siglos XVI y XIX, se conservan pocos restos integrados en una vivienda privada.

En estado ruinoso en la actualidad con desprendimiento del tejado de su torre mudéjar.

Ha servido de todo: cárcel real, en 1839; parque de artillería, en la guerra civil; almacén sustitutivo de Casa de Hermandad cofrade…  

       



Claustro del antiguo convento de San Francisco, del siglo XVI.

Parte del claustro del Convento de San Francisco del siglo XVI, actualmente desparecido, se trasladó a
principios de los años ochenta del pasado siglo, al recinto de la Alcazaba.


             


Ermita de San Marcos o del Humilladero, de estilo barroco, resalta por las dos cúpulas de media naranja de su cubierta, en la actualidad se dedica a almacén. 

                         

Ermita de Santa Rita, edificada en el solar del Convento del Espíritu Santo, destaca su torre mudéjar.

   

Ermita de San Sebastián abandonada, desde ella despedían los sacerdotes a los entierros que seguían hacia el cementerio.

                                 
                       





sábado, 23 de noviembre de 2013

Iglesias

            La Iglesia Mayor del siglo XVI.

La Colegiata de Nuestra Señora Santa María de la Encarnación o más popularmente conocida por los bastetanos como la Iglesia Mayor fue construida sobre los restos de la antigua mezquita aljama, purificada y consagrada como iglesia cristiana tras la conquista.  Esta monumental iglesia en la que se dan cita el barroco, gótico y plateresco, cuenta con una imponente torre de cinco cuerpos.

Declarada Bien de Interés Cultural, guarda entre sus robustos muros de sillería un espectacular artesonado.

Una vez erigida en Colegiata, el cabildo acordó su reconstrucción el 12 de diciembre de 1528. Se proyectó un diseño gótico, con capilla mayor, trascoro y posiblemente tres naves. Durante los dos primeros años y medio se levantó la mayor parte de la cabecera del templo, pero el terremoto de 1531 derrumbó casi toda la obra nueva, así como buena parte del campanario, que cayó sobe la fuente de la plaza, salvándose la cabecera del templo con sus capillas ojivales.  Para retomar la obra se solicitó el consejo de un arquitecto que comenzaba a despuntar en el arzobispado de Toledo y que al poco sería nombrado maestro mayor de su catedral y arquitecto real, Alonso de Covarrubias, uno de los pioneros del Renacimiento en España. En 1533 llega a Baza y ante la doble posibilidad de derrocar lo que quedaba en pie y realizar un proyecto de nueva planta; o bien aprovechar todo lo que fuera utilizable, se llegó a una solución intermedia: aprovechar las capilla absidiales, pero eliminar el trascoro para dar más amplitud a la capilla y altar mayores, situando en su lugar una girola para unir ambos espacios. Para la ejecución del proyecto Covarrubias contó con la colaboración del maestro de cantería Rodrigo de Gibaja, quien traza un nuevo templo ya renacentista de tres naves con girola y bóvedas de crucería. Durante esta época se decide prolongar el templo hasta el campanario, fue una ampliación indecisa que se puede observar en las  inacabadas capillas del lado oeste, en la conexión de la nave este con la torre-embutida dentro del templo- y en la austera portada de la plaza de la Magdalena.

En 1625 se termina la construcción de la sacristía y sala capitular, adosada a la cabecera del templo, para lo que se demolieron distintas viviendas, construyéndose un edificio en cuatro alturas abierto a la plaza Mayor y rematada por una galería con arquillos de medio punto, que alberga en su interior interesantes alfarjes, además de presentar en su fachada una hermosa reja renacentista de influencia toledana decorada con distintos temas mitológicos. Lo más destacado de esta construcción son sus severos y bien conservados artesonados, en los que destacan las gruesas jácenas, decoradas con motivos vegetales y animales que descansan en molduras en forma de zapatas, y su trabajado arrocabe. Tras un nuevo terremoto en 1755 se reconstruye la torre en 1764, reforzando los tres primeros cuerpos de la misma y añadiéndole los dos últimos de planta octogonal, en donde se alojan las campanas. Hasta el siglo XIX tuvo rango de colegiata-concatedral.

La Iglesia Mayor es un edificio híbrido entre el gótico final y el primer Renacimiento. Su aspecto exterior es de sólida fabricación de cantería, marcados los distintos tramos por contrafuertes adosados tanto cuadrados como circulares, antiguamente rematados por pináculos, e iluminada por altos ventanales de medio punto abocinados.

Iglesia Mayor
Iglesia Mayor, vista desde arriba
     

Reja renacentista de la sacristía
La Sacristía (encalada en blanco) al lado de la iglesia
                 


Tiene dos puertas, la principal situada frente a la plaza, llamada de la Encarnación, y otra muy sencilla a los pies que da a la plaza de la Magdalena. Existe una tercera portada cegada, llamada de la Piedad y situada al inicio de la rampa de acceso principal.

La portada de la Encarnación es una suerte de retablo dividido en tres niveles, atribuida a Diego de Siloé. El inferior presenta un arco de medio punto encuadrado entre cuatro columnas compuestas, que enmarcan dos hornacinas vacías. El siguiente cuerpo, separado del anterior por un entablamento con el escudo real en su centro, cuenta con dos columnas corintias de fuste muy decorado. En su interior, una hornacina con arco rebajado presenta la iconografía del misterio de la Anunciación y la Encarnación: el arcángel san Gabriel aparece en el momento de comunicar a la Virgen la encarnación en su seno del hijo de Dios, representado por la paloma del Espíritu Santo sobre su cabeza. Cierra la portada un tondo con relieve de Dios padre.

                  
La portada de la Piedad consta de un arco de medio punto sostenido por pilastras, con resalte en su clave y rosca decorada, enmarcado por columnas adosadas de orden corintio. Sobre el arco, friso con decoración vegetal, propia del estilo plateresco. En el cuerpo superior destaca el tondo que representa el tema de la Piedad. Protege al conjunto una cornisa de mármol blanco con una inscripción en su cara interna que dice:

A gloria y omra de Dios nvuestro señor i de sv bendita madre / izo esta obra el licenciado don Casio Martínez Gutierrez año de 1676”.

Es probable que esta portada, al realizarse la última ampliación en los pies de la iglesia, se desmontase y trasladase desde la fachada de la plaza de la Magdalena a esta nueva ubicación, realizándose entonces la austera puerta de cantería que se abre a aquella plaza.

              

La portada de la Magdalena, situada en la fachada norte a los pies de la Iglesia, es muy sencilla.

              

La torre de 48 m es obra de fray Pedro de San Agustín, monje jerónimo del monasterio murciano de La Ñora y fue mandada construir para sustituir a la primitiva destruida por el terremoto de Lisboa en 1755. Se alza sobre cuatro cuerpos decrecientes, los dos primeros cuadrados y de cantería y los dos últimos, de planta octogonal son de ladrillo con arcos y albergan las campanas. El alzado se remata con una cúpula de perfil contracurvo abuhardillado.


                       

El interior del templo se divide en tres naves de igual altura, siendo la central más ancha, y en cuatro tramos separados por dos hileras de gruesos pilares circulares. Adosados a ellos hay pilastras de estilo dórico de las que parten los haces de nervios que sujetan las bóvedas de crucería. Las naves se cubren con bóvedas estrelladas, siendo más complejas las de la calle central, que cuentan con botones en las claves. La separación de los distintos tramos se realiza por medio de arcos de medio punto en la nave central y apuntados en las laterales. El presbiterio elevado, con el altar mayor y su tabernáculo, y la capilla mayor, separada del resto de la cabecera por tres arcadas dobles de medio punto realizadas por el maestro Gabriel Ruiz antes de 1575, se sitúan en el tramo final. Para resaltar este ámbito litúrgico, tanto sus cuatro pilares como las arcadas posteriores están decorados con pinturas al fresco de motivos florales y angelotes (que aparecieron en una restauración reciente). La girola de forma pentagonal y con bóvedas de crucería de diversa traza, conecta las naves laterales con las cinco capillas radiales, de planta irregular.

Las distintas capillas cumplían una doble misión: destacar determinados cultos y servir de enterramiento y conferir prestigio social a las familias más eminentes de la ciudad.

La capilla más importante del templo es la del Sagrario, fue construida antes de 1534 por mandato del regidor bastetano Juan de Araoz y trazada por Diego de Siloé, presenta decoración plateresca en el arco de entrada y escudos heráldicos  familiares tanto en el interior, el del regidor enmarcado por un arco de medio punto y flanqueado por dos grifos - dragones alados-, como en  el exterior, en este caso son gigantones los que flanquean el desafiante escudo que da a la Plaza Mayor, los de su mujer son más pequeños y están en las esquinas,  en los contrafuertes. La capilla cuenta con diversos altares y retablos contemporáneos en su interior, como el de la Sagrada Familia, realizado en mármol blanco en 1889, el de la Inmaculada Concepción y el nuevo de la Virgen del Pilar, estos últimos de madera sobre decorada y realizados en los años cincuenta del siglo XX.

En la nave de la izquierda se encuentran cuatro capillas hornacina con retablos dedicados a San Blas, San José, la Virgen de Lourdes y María Auxiliadora. Fueron realizados tras la Guerra Civil, excepto el de Lourdes, que se erigió a finales del siglo XVII a San Felipe Neri y que conserva sus yeserías policromadas y columnas salomónicas.

La iglesia Mayor, debido a sus características históricas y estilísticas ha sido incluida en el Plan Nacional de Catedrales del Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía restaurándose hace pocos años durante este proceso se han recuperado unas pinturas polícromas que a modo de guirnaldas recorren los pilares de enmarque del altar mayor.

       
Nave central
Columnas policromadas 
                         
El púlpito, de jaspe pardo con figuras adosadas de los  evangelistas y los doctores de la iglesia, fue construido en el siglo XVIII por Valdés aunque el tornavoz actual es obra del artesano bastetano Esteban Jiménez Montoya, sustituyendo al original que fue destruido.

                                       


Iglesia de los Dolores o antiguo oratorio de San Felipe Neri  siglo XVIII. Barroco.

Es la única iglesia puramente barroca de la ciudad. Construida en 1702, tiene adosado el palacio episcopal levantado en 1775.

La congregación del Oratorio, difundida por España durante el reinado de Carlos II, fue introducida en Baza en 1676 por don Felipe Fermín, racionero de la iglesia colegial. La comunidad tuvo varios asentamientos provisionales hasta que en 1695 su promotor cedió unas casas de su propiedad en la Cava Baja, frente a la muralla. La pequeña iglesia se acabó en 1702 y ese mismo año se adquirió una bella Dolorosa de José de Mora, la única talla del artista bastetano que existió en su ciudad natal y que acabó dando nombre al templo y a la calle.

La portada fue levantada en 1741 con las limosnas de los vecinos. Se divide en dos cuerpos: el bajo, realizado en piedra, cuenta con un arco de cantería rebajado. A cada lado se sitúa una columna salomónica adelantada y una pilastra dórica adosada y entre ambas placas romboidales. Sobre el arco se encuentra una losa labrada de acantos y culminada por una corona real, con una imagen de la Dolorosa. Un entablamento curvo da paso al piso superior con sencillos estípites y semicolumnas dóricas que enmarcan un vano rectangular que da luz al coro. La espadaña de ladrillo es reciente.

El interior es de planta de cruz latina y tres naves. La central más alta y ancha, se cubre con bóveda de medio cañón abierta mediante lunetos y dividida por arcos fajones sobre pilastras adosadas. El coro alto se sitúa a los pies, con antepecho curvo. Las naves laterales de escasa altura están rematadas en sus diversos tramos por bóvedas de arista. Un cúpula semiesférica con linterna cubre el crucero del templo, mostrando en el intradós de los arcos que la sujetan restos de pinturas con motivos vegetales. En los extremos de los brazos del crucero existen dos altares con retablos de factura idéntica y reciente: el de la izquierda tiene una imagen de San José y el Niño y el de la derecha una Virgen del Rosario. Sobre la nave derecha y al lado del retablo existe una tribuna con celosía y balcón de forja, construida en el siglo XVIII para que el obispo presenciase los cultos desde el colindante Palacio Episcopal.


Un nicho abierto en el altar mayor deja ver la imagen de la Dolorosa en su camarín. Este espacio es de estilo rococó y planta cuadrada, sus paredes están forradas de elementos decorativos de madera de la Sierra de Castril, formando cuatro arcos adosados a los paramentos con pequeñas hornacinas vacías en sus claves, quedó sin policromar o dorar. El camarín está cubierto por una cúpula de yesería con una estrella central de la que pende un florón y muestra una recargada decoración que combina espejos, bolas de cristal de distintos tamaños y molduras varias. El objeto del camarín era resaltar la magnífica talla de Mora. La imagen sufrió enormes daños en la Guerra Civil y posteriormente fue restaurada.


Durante la desamortización del siglo XIX las dependencias del convento se enajenaron y se dedicaron a varios usos y la iglesia permaneció clausurada durante mucho tiempo. Durante la guerra Civil fue almacén y en los primeros meses de la posguerra sirvió de cárcel para presos políticos. A partir de los años cincuenta fue reacondicionada y abierta como ayuda de la parroquia Mayor.

La comunidad de San Felipe adquirió en 1752 una casa situada a la izquierda de la iglesia. Este inmueble cuenta con un gran patio central cerrado en uno de sus lados por el templo, fue reformado por el obispo fray Bernardo de Lorca (1773-1798) para convertirlo en Palacio Episcopal y residencia de los prelados de Baza. Destaca su cornisa de perfil contracurvo y la disposición simétrica de sus balcones y ventanas. Durante gran parte del siglo XX sus bajos han albergado unas conocidas bodegas.

     

Interior de la iglesia
con retablo de San José y el Niño
 
Cúpula del camarín de la Virgen de los Dolores

Iglesia de San Juan Bautista del siglo XVI de estilos mudéjar y renacentista.

Construida sobre la antigua mezquita del arrabal de Algedid, junto a la Puerta de Armesto,  a principios del siglo XVI responde a patrones típicamente mudéjares. Fue erigida parroquia en 1505 en un arrabal donde el noventa por ciento del vecindario era morisco. Constituye otro ejemplo de la arquitectura mudéjar bastetana, si bien perdió su armadura original, sustituida por bóveda de cañón.

En el lado izquierdo de la portada se levanta una hermosa torre, con sillares en la base, y alzado característico de cajones de tapial o mampuestos con verdugadas de ladrillo.

Consta de tres naves,  de mayor altura la central, separadas por arcos de medio punto sobre gruesas columnas dóricas con ábacos de gran desarrollo. Destaca el retablo barroco del altar mayor y la capilla del baptisterio. La capilla mayor se cubre con bóveda de crucería estrellada. En un primer momento la nave principal estaba coronada por una armadura mudéjar de la que se conservan algunos restos bajo la techumbre actual de yeso. Posee coro alto a los pies sobre columnas de mármol. Junto a éste se abre la capilla del Bautismo que conserva decoración pintada propia del VXIII.

Muestra de la convivencia de las esculturas musulmana y cristiana en el Reino de Granada por sus estilos mudéjar y renacentista.


Entrada de la Iglesia de San Juan
Iglesia desde arriba
           



Interior de la iglesia
Retablo barroco del altar mayor
   

            Iglesia de Santiago del siglo XVI,

Forma parte de las primeras fundaciones parroquiales realizadas tras la conquista, asentada sobre la mezquita del arrabal de Marzuela. La primera obra se terminó en 1505. Entre 1515 y 1528 se acometió la construcción de una capilla privada, la del ganadero Juan Romero y al poco se comenzó la capilla mayor y la torre. El terremoto de 1531 destruyó totalmente lo construido.

El edificio actual se construyó entre esa fecha y mediados de siglo. Se diseñó una planta de tres naves, separadas por arcos de medio punto sobre pilares de base rectangular, con cabecera destacada y coro alto a los pies. La obra es de cantería y ladrillo, destaca la sencilla portada principal con arco de medio punto y sillería con arquivoltas y clave decorada. A su izquierda se encuentra la torre, de dos cuerpos, que responde al típico y sobrio modelo bastetano.

La nave central se cubre con armadura mudéjar de par y nudillo, reforzada por cinco tirantes pareados apoyados sobre zapatas. Decorativas piñas inscritas en octógonos de lacería cuelgan del almizate. En la cabecera se sitúa, destacada y separada por arco toral sobre pilastras adosadas, la capilla mayor cubierta con una espléndida armadura octogonal sobre pechinas, en la que se mezclan los elementos mudéjares y los renacentistas. Lo más relevante es su rica decoración, con policromía en tonos rojos, negros y dorados, que presenta elementos antropomórficos (cabezas barbadas, torsos de angelotes, testas con yelmos y cabecitas de querubines  en las pechinas), geométricos (casetones y elaboradísima lacería) y otros alusivos a la advocación del templo (veneras y cruces de Santiago).

Nave central con armadura mudéjar
Armadura octogonal con elementos
mudéjares y renacentistas



El altar mayor contaba con un gran retablo que desapareció en la Guerra Civil. Era de estilo tardo renacentista, dorado y de tres cuerpos, con calles delimitadas por columnas y pilastras de diversos órdenes, numerosas tallas en relieve a tamaño natural y una pintura central de Santiago.

Dentro del templo, en la nave de la izquierda se suceden diversas capillas (construidas en estilos diferentes a lo largo de los siglos XVI y XVII, lo que le confiere una gran diversidad artística y estilística al templo, que van desde algunas de ellas cubiertas por bóvedas de crucería y fábrica de cantería hasta las más recientes con diversas soluciones arquitectónicas propias del barroco, como cúpulas ovaladas de casetones, estrelladas, o semiesféricas, una de ellas rematada con una linterna), entre las que destaca una realizada en cantería y cuyo ámbito se proyecta fuera del templo. Es posible que se trate de la reconstruida capilla de Juan Romero y sus elementos (bóveda de crucería, arcos apuntados, ventanas abocinadas y contrafuertes de piedra), similares a los de otras coetáneas iglesias de la ciudad, hacen sospechar la intervención del equipo de Rodrigo de Gibaja.

La nave derecha, donde se abre una puerta de acceso al templo con arco rebajado, es un muestrario de distintos tipos de bóvedas: al lado derecho del altar se encuentra la capilla barroca cubierta con cúpula ovalada que muestra escudos heráldicos policromados en sus pechinas. A continuación, otra con cúpula semiesférica de casetones decrecientes hacia el centro, sobre, sobre un retablo moderno de san Juan de Dios, más adelante una bóveda estrellada con nervios decorados y, a continuación, sobre el zaguán de madera de la puerta lateral, una cúpula de media naranja con decoración geométrica que enmarca ramos de acanto. Se llega así a la capilla situada a los pies de la nave, la de San Andrés, hasta hace poco destinada a sacristía y hoy bautismal. Fue mandada erigir por fray Andrés Sánchez de las Navas y Quevedo, fraile mercedario y parroquiano de Santiago que llegó a ser obispo de León (Nicaragua) y de Guatemala y cuyo blasón se puede ver aún en la capilla.

El edificio fue declarado monumento histórico-artístico en noviembre de 1983 y posteriormente restaurado.

Iglesia de Santiago del siglo XVI
Fachada principal y
portada con arco de medio punto
                  

Iglesia de La Merced siglo XVI

Se encuentra en el arrabal árabe de Churra, tal vez el más antiguo de la ciudad medieval, en él se levantaron ya en época cristiana el convento e iglesia de la Merced.

La iglesia se construyó en los inicios del siglo XVI, probablemente sobre una ermita mozárabe del siglo XII destruida en época almohade. Su planta es de tres naves con capilla mayor cubierta por bóveda de crucería y coro alto a los pies con artísticas molduras barrocas, donde se abre su portada construida a finales del siglo XVIII en mármol gris.  El templo está dedicado a la advocación de Nuestra Señora de la Piedad, copatrona de Baza, y en su interior alberga un camarín barroco que guarda una pequeña escultura de la Virgen, esculpida en piedra calcárea, que aún conserva restos de su policromía original en los pliegues del vestuario. copatrona de Baza. El convento siguió ocupado por una congregación franciscana hasta septiembre de 2008.

Iglesia de la Merced capilla mayor cubierta por una bóveda gótica y la nave del templo por una armadura moderna.

En las paredes de la nave central cuelgan lienzos de temática franciscana, de principios del siglo XX.

Esta iglesia tiene mucho que ver con el tradicional Cascamorras, declarado  en 2006 "Fiesta de Interés Turístico Nacional".

La versión más comúnmente aceptada está basada en los siguientes hechos: con la llegada de los almohades en el año 1151, se destruyeron muchos templos, y entre ellos una ermita mozárabe edificada en el arrabal de la Churra en Baza.

Tres siglos más tarde, uno de los caballeros que acompañaban a Fernando el Católico, Don Luis de Acuña Herrera, decidió levantar en este lugar la Iglesia de la Merced. En el año 1490 se iniciaban las obras, cuando uno de los obreros, Juan Pedernal, de origen accitano, picando en la demolición de un yesón, oyó sorprendido que de aquella oquedad salía un dulce y lastimoso grito que parecía venir de las entrañas de la tierra, y que decía "¡TEN PIEDAD!". Había encontrado la talla de una virgen, la cual recibiría desde entonces el nombre de Nuestra Señora de la Piedad, en alusión a la expresión.

El obrero de Guadix dio motivos de graves trastornos entre los obreros por disputarse la posesión del icono, llegando a implicar a las autoridades de las dos ciudades de modo que tuvo que tomar parte la justicia de aquellos tiempos, resolviendo dejar la propiedad y posesión de la imagen para Baza, y el derecho de celebrar anualmente las fiestas religiosas el día 8 de septiembre, festividad de la Virgen de la Piedad, al Cabildo de Guadix.

Para ello se crea una comisión encargada para esta tarea, siendo seguramente el antecedente de la actual Hermandad de la Piedad de Guadix. Al frente de esa expedición se encontraba Juan Pedernal, acompañado por un bufón amigo personal de éste; es posible que este personaje sea el actual cascamorras, ya que el traje actual tiene tintes de un arlequín. Este bufón amenazaba a los bastetanos con robarle su virgen, y de ahí trataban de impedirlo manchando con cualquier cosa.

         
Iglesia de la Merced
Portada del siglo XVIII en mármol gris
                                   


Interior de la iglesia
Altar mayor, en el centro el
Camarín de la Virgen de la Piedad